Innovación inversa: el empoderamiento de las economías emergentes

Grandes compañías como las multinacionales suelen introducir sus innovaciones en mercados consolidados, para después incorporarlas en las economías en desarrollo. El planteamiento de la innovación inversa es justamente el contrario.

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En el ámbito de la innovación colaborativa es posible hablar de dos tendencias: un tipo de innovación centrada mayormente en el diseño, frente a otra categoría de innovación más focalizada en el usuario.

La innovación centrada en el diseño incorpora las estrategias relacionadas con la implicación cooperativa de profesionales del diseño y desarrollo de productos y servicios. Sus propuestas pueden ir encaminadas a la resolución de problemas como el crowdsourcing, a la financiación colectiva de una iniciativa como el crowdfunding, al desarrollo de código abierto como el open source, a promover la generación de soluciones mediante el uso de información compartida públicamente como en el open design, o donde la intervención de profesionales externos adquiere un papel fundamental como en la innovación abierta.

Por otro lado, la innovación que pone el foco en el usuario incorpora las tendencias que promueven la participación en estos procesos creativos de personas que están conectadas con el uso del producto, sistema o servicio sobre el que se quiere trabajar. Algunas de estas estrategias, entre otras muchas, abogan por la implicación de la ciudadanía en la transformación social (innovación social), por plantear un enfoque de diseño que pretende incorporar activamente a todas las partes involucradas o grupos de interés –clientes, usuarios finales, trabajadores, ciudadanos en general– para ajustarse a sus necesidades y demandas (diseño participativo), o por fomentar la participación del usuario en todas las fases del proceso de desarrollo como fuente de información y cocreación y convertirlo en un recurso activo de generación de valor (innovación orientada por las personas).

En este grupo de métodos o técnicas que centran la atención sobre el usuario también tienen cabida otras aproximaciones como las promovidas en condiciones de contorno particularmente limitadas, por ejemplo, en un contexto caracterizado por una carencia importante de recursos pero que consiguen satisfacer los requerimientos básicos de su público a través de soluciones con calidad a bajo coste (innovación frugal), pero también aquellas que añaden el matiz de propiciar estas creaciones desde economías emergentes o territorios de ingresos bajos no solo con la finalidad de servir a estos mercados, sino también de que puedan ser trasladadas posteriormente hasta economías desarrolladas, como sucede en el caso de la innovación inversa.

La innovación inversa permite a las empresas ampliar sus horizontes en búsqueda de nuevas oportunidades de mercado y un crecimiento sostenible para proporcionar soluciones a la extensa y creciente base de clientes de estas economías emergentes. Sin embargo, más allá de tener éxito en dichos territorios, estas propuestas innovadoras también reciben una buena acogida en mercados más desarrollados por el valor aportado al poner en relación su coste y la problemática o necesidades que consiguen resolver.

Uno de los ejemplos de innovación inversa dentro del segmento de productos de consumo fueron los fideos instantáneos de la marca Maggi (Nestlé), que estaban inicialmente destinados a segmentos de consumidores urbanos en el mercado indio, y se posicionaron más tarde como comida rápida de perfil más saludable en territorios como Australia o Nueva Zelanda. Por su parte, en la industria de las gafas, el fabricante europeo de lentes Essilor lanzó su línea Azio para atender de forma personalizada las necesidades visuales de usuarios del continente asiático (especialmente de China e India) y que, al tiempo, se introdujo igualmente en el mercado estadounidense.

Otro ejemplo interesante, ahora en el sector de la salud, corresponde al llevado a cabo por la empresa de equipamiento biomédico IBD, cuya visión corporativa contempla que el acceso a un cuidado de la salud de calidad para todo el mundo debe considerar a la innovación inversa como clave fundamental. Esta empresa ha desarrollado un sistema de hemodiálisis portátil con accesorios desechables de bajo precio que sería capaz de democratizar esta intervención a pacientes ubicados en países en desarrollo, al tiempo que empodera a los usuarios y hace posible la traslación de dicha terapia fuera del ámbito hospitalario en el contexto de países industrializados.

En el terreno de los servicios, Blue Marble es una startup que proporciona soluciones de microseguro con impacto social, al apoyar el progreso económico de poblaciones desatendidas. Así, por ejemplo, en colaboración con Nespresso, brinda protección a miles de pequeños productores de café colombianos frente a los riesgos para sus cosechas de condiciones climáticas adversas. En esta misma línea, en regiones más acomodadas como Puerto Rico –territorio bajo jurisdicción estadounidense– opera la empresa Raincoat ofreciendo pólizas de microseguro para huracanes que, en lugar de pagar por daños ocurridos, abona dinero en efectivo directamente cuando se alcanzan determinadas velocidades del viento en la zona asegurada por la póliza.

Una de las aspiraciones de la innovación inversa, más allá de dar lugar a nuevas vías de negocio y de creación de nuevos productos y servicios, es contribuir a minorar la brecha de desigualdad entre el mundo rico y pobre ya que, al orientar los procesos de innovación hacia las necesidades y problemáticas de los menos favorecidos, los resultados pueden ser fuente de beneficio para todos.

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